Jul 04, 2020
José Álvarez preside la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas. El dirigente mendocino muestra esta actividad desde el sector de los servicios públicos. A propósito del Día Internacional de las Cooperativas el punto es cómo aplicar los principios del movimiento mundial solidario en tiempos de crisis sanitaria y económica.
La nota de Álvarez es un mensaje incitando a regresar a la fuentes y con tono de mandato dice en el título de la publicación de FACE: Seremos cooperativistas en los peores momentos. Éste es el texto:
“Para obtener y conservar la salud en buen estado, para mantener la felicidad, es necesario aire puro. (..) Las ciudades y fábricas no tienen aire puro, es necesario adoptar medidas para garantizar el aire puro” (Robert Owen, creador del cooperativismo 1771-1855).
Las palabras de Owen registradas hace ciento setenta años parecen dichas ayer. Lo primero que recomiendan los historiadores es no caer en el aislamiento de las frases, pero salvando esta disparidad temporal, las palabras del ideólogo del cooperativismo son una rampa para explicar nuestro lugar y nuestro momento, tomando la referencia del Día Internacional de las Cooperativas.
Esta vez la ‘particularidad’ es global. No ha sido, ni será fácil lidiar con la epidemia de este coronavirus que invade los continentes en el inicio de Siglo 21. En Argentina, la lucha contra la pandemia viral en un país con las bases sociales resquebrajadas, hace que cada batalla sea más difícil de enfrentar.
Nuestras fuerzas se han multiplicado para sostener el compromiso por el cual nacimos. Cada uno en su contexto pensó lo mismo: si nadie lo quiere hacer, ni siquiera el Estado, entonces lo tendremos que hacer entre todos. Para la Federación Argentina de Cooperativas (FACE) ése es el norte fijado de antemano y reafirmado en esta crisis. A la vez, esa idea, funciona como impulso para mujeres y varones que tenemos la responsabilidad de conducir a las cooperativas que confluyen en FACE.
Nuestros espacios
Venimos de los rincones más invisibles de este país enorme, creemos que la acción cooperativa da la oportunidad a las comunidades para valerse por sí mismas pensado en ser felices.
La acción mancomunada con objetivos claros para generar riqueza de modo equilibrado, nos hicieron ser cooperativos y ambientalistas por fuerzas mayores impuestas por esquemas mercantilistas y deshumanizantes. Por eso nunca más adecuado el lema para nuestro día en medio de la pandemia: “Las cooperativas y la acción por el Clima”.
Siempre ha sido así. En San Martín, mi pueblo donde tengo el orgullo de presidir la Cooperativa Eléctrica Alto Verde y Algarrobo Grande, como el de cada uno donde se desarrolló una cooperativa ha sido para satisfacer una necesidad de un colectivo de personas que resuelven asumir la responsabilidad de sus propias vidas en comunidad.
Y esas organizaciones han dado respuesta, donde el lucro tajante se aleja por no representar una “rentabilidad” justificable para hacer una “inversión”.
La verdad que se trata de vivir cada vez mejor, y no precisamente en acumular riquezas sin sentido.
Pensamos que la armonía de las partes hacen un todo compartido, por eso centramos nuestra acción en el bienestar de las personas socias y usuarias de los servicios que damos y que son esenciales en medio de la emergencia sanitaria y económica.
Destino marcado
Me acerco al punto por el cual nuestro día me hace ver más allá de lo aparente. El mejor vivir cooperativo se busca cuando todas las otras partes, decidieron abandonar un espacio donde se cree que nada nacería de allí.
Por eso necesariamente tomamos como centro a los seres humanos para transformar sus condiciones de vida y ya nos dimos cuenta que si desmesuramos nuestras acciones seremos igual a los que abandonaron este espacio.
Hace un tiempo afirmamos que el virus nos desnuda como dirigentes en crisis para entender nuestras actitudes ante situaciones extremas.
También podemos decir que ese mismo virus nos advierte que los desequilibrios ambientales del hiperdesarrollo hacen que ahora tengamos que estar encerrados por la voracidad de ese mismo microbio.
Sin embargo, estas condiciones adversas siempre han sacado lo mejor de cada uno. Y en especial de quienes se sienten en lo más profundo héroes de sí mismos. Son quienes se creen capaces de pequeñas grandes proezas que, reunidas, conforman un potencial humano tremendo. Tal como lo soñó el bueno y sabio de Owen en su británica fábrica textil de New Lanark en medio de la “revolución industrial”.
Por eso, lo decimos nuevamente somos cooperativos y más lo seremos en los peores momentos. Para nosotros, nuestro destino está marcado, porque así lo decidimos».
José Álvarez, presidente de FACE