Pandemia | La niñez mendocina mal alimentada y encerrada
De acuerdo con un estudio realizado por la UNCuyo la alimentación de las infancias decayó en cuanto a la calidad de los alimentos. Además, seis de cada diez niños, niñas y adolescentes no realizaron actividades físicas .
Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo puso al descubierto los efectos más negativos de la cuarentena en las infancias. Por un lado, a pesar del rol fundamental de comedores y merenderos, la alimentación se degradó por la falta de alimentos de calidad para llevar una vida sana. Por otra parte, disminuyó la actividad física por falta de motivación y fallas en la conectividad.
Cecilia Molina, es la investigadora responsable de coordinar el estudio “Efectos del aislamiento social, preventivo, en el ejercicio del derecho a la salud en las infancias argentinas, en el Nodo CUYO”, en el cuál se destaca el rol importante de los comedores y merenderos que suministraron alimentos a las familias de los sectores más vulnerables, durante el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio).
Según el estudio, los alimentos que más se consumieron fueron guisos, arroz, mate cocido, tortafritas y pastas; faltando en las comidas diarias alimentos necesarios para una buena alimentación, como la carne vacuna, pollo, pescado, frutas y verduras frescas.
“Si nos basamos en la definición de seguridad alimentaria, que identifica el derecho a acceder a alimentos de calidad para llevar una vida sana, las comidas fueron deficitarias», sostuvo Cecilia Molina.
¿Qué pasó con la actividad física?
El estudio evidenció que seis de cada diez niños, niñas y adolescentes de Mendoza no realizaron actividades físicas y recreativas por falta de conectividad, lo que impidió continuar con las actividades desde la virtualidad; y por falta de motivación, ya que la pandemia limitó el movimiento de la población y profundizó las conductas sedentarias.
Sólo cuatro de cada diez niños realizó actividad física y el 40% logró acceder por medio de la virtualidad.
Fuente: Edición U
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