Era el año 1928 y la primavera comenzaba a asomar en la Ciudad de Buenos Aires, pero no era lo único que empezaba. Nacía a la par un nuevo medio de transporte que al poco tiempo se convertiría en una pieza fundamental: el colectivo y, por ende su chofer, el colectivero.
En medio de una crisis de pasajeros, siete taxistas se reunieron en un bar ubicado en Rivadavia y Lacarra para analizar que podía hacer para revertir la situación. Sus nombres: José García Alvarez, Rogelio Fernández, Pedro Etchegaray, Manuel Pazos, Felipe Quintana, Antonio González y Lorenzo Porte.
Al grupo se le ocurrió una idea innovadora, comenzar a hacer viajes «colectivos» con varios pasajeros para reducir costos. Desde ese mismo café comenzaron los primeros viajes.