Jul 09, 2024
Mientras tanto la Corona Española ya hacía 2 años que con Fernando VII había recuperado el control que había perdido a manos de la ocupación Francesa que años atrás había llevado a cabo su emperador, Napoleón Bonaparte. Así de esta forma España comenzaría a intentar acabar con los levantamientos y revoluciones que se venían sosteniendo en el continente Americano.
Pero era inminente la caida de este colonialismo, debido a los deseos de libertad de los habitantes de estas tierras, es por esto que valga la redundancia, cerca de las 14 horas del 9 de Julio comenzaría a plasmarse el chispazo que daría inicio a la conformación definitiva de la Patria, se empezaba a tratar el designio de libertad e independencia del país.
El presente congreso tenía ausentes, por un lado la Liga Federal compuesta por las provincias de Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre Ríos junto a la Banda Oriental, expresando algunas discrepancias, con la salvedad que la Provincia de Córdoba si había asistido al Congreso; y por otro lado no sesionaban las Provincias del Alto Perú que nuevamente habían sido recuperadas por los españoles. Por otro lado tampoco estaba el Paraguay que ya se había independizado en 1811 y los territorio del Gran Chaco, la Patagonia y el sur del continente que se hallaban dirigidos por Pueblos Indígenas y en algunos casos también despoblados.
Y fue unánime que los encargados del futuro del pueblo, allí en la Casa de Tucumán, la Casita de Tucumán como nos comentan a cierta edad, la casa de la señora Francisca Bazán de Laguna, todos votaron a favor de declarar la independencia. Acto seguido se comenzaron a preparar las celebraciones para el día siguiente, donde entre festejos, misas y discursos, se nombraría a Juan Martín de Pueyrredón, hasta el momento Diputado por la Provincia de San Luis, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El Acta de Independencia rezaba entre otras cosas la DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA
Y luego la solemne manifestación invocaba a todos los diputados y demás responsables presentes en una enérgica línea que fijaba:
«Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios.»